OPINIÓN

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La tecnología al servicio del Estado



El mundo está pidiendo más tecnología. El patrón de urbanización que vivimos hoy no tiene precedentes y resultará, en el 2025, en más del 70% de la población mundial viviendo en ciudades. América Latina no escapa a este patrón y consiste, de hecho, en la región más urbanizada entre las regiones en desarrollo, con el 80% de su población joven viviendo en ciudades. Estamos viviendo un momento disruptivo que está alternando la forma de las ciudades y las áreas metropolitanas.

Mientras que la velocidad del proceso de urbanización excede la capacidad de respuesta de los organismos estatales, los espacios urbanos se vuelven cada vez más complejos y desordenados. Todo ocurre y se concentra en la ciudad, de modo que aquellos que se ubican lejos de la misma se encuentran desconectados. Pero aún aquellos que se ubican dentro están desconectados, ya que los servicios están saturados, los organismos descoordinados y la información desordenada. La creciente complejidad de los territorios urbanos hace que se entorpezca la coordinación entre los distintos organismos estatales, privados y no gubernamentales y se ha vuelto cada vez más difícil acceder a la información necesaria para tomar decisiones. Asimismo, la competencia - en un espacio reducido y sobrepoblado - por el acceso al empleo y a los servicios básicos ha generado una masa de excluidos.

Ahora bien, aunque se pueden planificar políticas para evitar la profundización de la concentración poblacional, el hecho de que se trate de un fenómeno global sin precedentes indica que deberíamos, además, buscar soluciones inmediatas. Debemos invertir en infraestructura que sea transformadora, que asegure la movilidad y la conectividad y que tenga un alcance universal e inclusivo. Debemos transformar los obstáculos de la aglomeración en ventajas, aprovechando los efectos de las redes de empresas, universidades, instituciones, dando lugar a la fertilización de las ideas y la innovación.

La respuesta puede estar en la modernización tecnológica. Si logramos utilizar la tecnología de forma inteligente, poniéndola a servicio de nuestros objetivos políticos, ésta puede tener un profundo impacto transformador. En primer lugar, la tecnología conecta. Tomemos ejemplos históricos. ¿Ha habido avances en la historia de la humanidad con tal impacto inmediato en la conectividad entre personas y territorios como el automóvil, el teléfono e internet? A través de innovaciones tecnológicas adecuadas seremos capaces de incrementar la conectividad en nuestras ciudades desordenadas, mitigando las consecuencias de la concentración poblacional y aumentando la calidad de vida de los ciudadanos. En segundo lugar, la tecnología informa. A través de la tecnología se ha incrementado notablemente la disponibilidad y el acceso a la información, en lo que ha sido una verdadera democratización de la información. Por último, pero no por ello menor, la tecnología incluye. Con su capacidad de reducir costos y bajar las barreras de entrada, la tecnología ha incorporado a millones de personas a circuitos y productos que antes los excluía.

Así, la tecnología actúa como plataforma facilitadora para crear una Provincia del futuro. Una Provincia donde la información fluya, permitiendo a los ciudadanos tomar mejores decisiones, una Provincia interconectada y fácil, una Provincia inclusiva.

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