SOBRE MÍ

Santiago Montoya



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Nací, me crié y me gradué en Córdoba. Soy profesional en Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba, donde logré dos graduaciones y fui muy buen estudiante. Cuando me preguntan si deben presentarme como “licenciado” o “contador”, les digo que me es indistinto pero que prefiero que lo hagan simplemente con mi nombre. La gran pasión de mi vida es Belgrano, y también soy fanático de los fierros.

Mis intereses y trayectoria han delineado un perfil orientado al diseño y gerenciamiento de las políticas públicas. Mi primer contacto con la administración de los servicios públicos en nuestro país lo tuve en una unidad de asesoramiento del Directorio de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC). Me desempeñaba en un área profesional, con responsabilidades generales de auditoría, que se encargaba de la planificación estratégica y de pensar un nuevo modelo de empresa. Fue allí donde empecé a involucrarme en cuestiones vinculadas con la gestión pública.

Tiempo después decidí incursionar, también, en periodismo. Lo hice a través de “La Voz del Interior”. Estuve allí desde 1989 hasta 1993. Al poco tiempo de ingresar, me hice cargo de la implementación del suplemento dominical de Economía, que acompañaba a la edición principal del matutino. Tenía bajo mi responsabilidad la redacción de la columna central y además, cuando se lanzaban nuevos planes por parte del Gobierno, debía preparar un artículo de mayor extensión explicando las nuevas medidas y el impacto que éstas tendrían en la vida cotidiana de los lectores.

La trascendencia que tomaron mis artículos en la opinión pública me abrió camino dentro de la Fundación Mediterránea, pese a no haberme formado previamente allí. Empecé con el inolvidable Carlos Givogri, trabajando en temas de Energía y Sector Público. En 1991 me ofrecieron el cargo de director de la revista “Novedades Económicas”, que mantuve durante tres años y me permitió profundizar mis conocimientos acerca de las economías regionales, ya que la revista contaba con la colaboración de nuestras distintas secciones regionales (Buenos Aires, Córdoba, Comahue, Cuyo, Litoral, NEA). Allí también fui designado al frente del Equipo de Coyuntura, en tiempos muy difíciles para la economía argentina.

A partir de 1992 fui convocado por el Viceministro de Economía, Dr. Carlos Sánchez, y pasé a trabajar en el Ministerio de Economía de la Nación. Allí, entre agosto de 1992 y enero de 1996, tuve la gran oportunidad de conducir el Programa de Apoyo a la Reconversión Productiva, financiado con un préstamo otorgado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Dentro del mismo, tenía a cargo tres grandes proyectos. El primero, “Proyecto Joven”, al que el Diario Página 12 definió como “un programa de capacitación para gente de bajos ingresos y poca experiencia laboral”. Estoy orgulloso de ser el principal impulsor y ejecutor del único plan masivo de inclusión social de una década que, profundizando en demasía el Consenso de Washington, muchas veces relegó la generación de políticas sociales dirigidas a los sectores más vulnerables. Los otros dos, “Proyecto Microempresas” y el fortalecimiento de las oficinas de empleo, también estaban orientados a generar más desarrollo e inclusión.

Los buenos resultados hicieron que, paralelamente al desarrollo de estas iniciativas, en mayo de 1994 se me asignara la coordinación ejecutiva del Plan de Reconversión Empresarial para las Exportaciones (PREX), financiado por el Banco Mundial, por medio del cual un grupo de expertos y consultores en comercio exterior acompañaba a las pequeñas y medianas empresas en el proceso que debía desembocar en su primera venta externa. En el último año de gestión, el Ministro de Economía decidió que me hiciera cargo de la coordinación general de la campaña del Impuesto a los Bienes Personales 1995/1996. Se trataba de una importantísima responsabilidad operativa y afortunadamente los resultados fueron notables. Algunos todavía recuerdan mis primeras experiencias en materia de inteligencia fiscal: el llamado “Peine Informático”.

Los siguientes cinco años, ya lejos de la tarea que me había tocado cumplir en la década del 90, me tocó desarrollar distintas consultorías internacionales que no solo me permitieron recorrer gran parte de Latinoamérica y conocer de cerca los problemas de la región, sino que también me enriquecieron mucho a nivel profesional. Realicé trabajos de consultoría para instituciones públicas nacionales e internacionales. Así fue que desempeñé tareas de asesoramiento para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Japan Bank for International Cooperation (JBIC, ex Eximbank) y la Agencia de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI). Pasé meses y meses en Paraguay, Colombia, Perú, República Dominicana, Venezuela, Brasil y Chile, entre otros.

En agosto de 1999 me tomó por sorpresa un desafío totalmente inesperado: fui convocado para desempeñarme como jefe de campaña para las elecciones presidenciales de aquel año, por Acción por la República. Lo pensé mucho y entendí que en definitiva se trataba de participar en política que, bien entendida, es una herramienta para resolver los problemas de la gente. El resultado de mi trabajo fue considerado positivo y eso hizo que continuara mis tareas en la campaña para la Jefatura de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el año 2000. Esa fue mi primera experiencia en política, la cual me hizo reflexionar muchísimo respecto de la relación entre gestión pública y actividad política.

A partir de noviembre de 2001, impulsado por Felipe Solá, entonces Vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, asumí al frente de la Subsecretaría de Ingresos Públicos de la Provincia. La necesidad de consolidar la tarea de edificar un Estado inteligente orientado a una sociedad más justa, nos llevó a proponer la creación de la Agencia de Recaudación de la Provincia hacia finales de 2002. La Agencia recién pudo ser plasmada en diciembre de 2007, a partir de la gestión del Gobernador Daniel Scioli. La creación de ARBA fue finalmente aprobada por la Legislatura. Se trataba de mucho más que fusionar, en una entidad autárquica, la Subsecretaría de Ingresos Públicos y las Direcciones Provinciales de Rentas, Catastro, Defensa del Contribuyente, Servicios Informáticos, Auditoría e Investigación Forense. De esta manera, pudimos dar vuelta una pesada página de la historia que había arrancado en 1822-1824 con la creación de las antecesoras de Rentas y Catastro.

El 17 de diciembre de 2007 asumí la Dirección Ejecutiva de ARBA, responsabilidad que mantuve hasta abril de 2009. Considero a mi experiencia en ARBA como mi gran orgullo, ya que siento que pude dejar una pequeña huella, con mucho compromiso y una gran apuesta por la tecnología. Fue una etapa maravillosa de la que guardo hermosos recuerdos, gratitudes y millones de historias.

En septiembre de 2010, el Gobernador Daniel Scioli volvió a convocarme. Esta vez me designó Presidente del Grupo Banco Provincia. El GBAPRO, actualmente Grupo Provincia, es la sociedad holding que coordina y fija lineamientos estratégicos para las empresas del Banco Provincia. Al poco tiempo de asumir, me encomendó una tarea clave para el desarrollo de la provincia de Buenos Aires: conducir el Plan de Regionalización, la propuesta de política de desarrollo más importante en la historia reciente de la Provincia. El proyecto es la herramienta a través de la cual se busca impulsar el desarrollo económico y social de la Provincia mediante el despliegue de las capacidades de cada una de las regiones a fin de disminuir los desequilibrios en materia de desarrollo socio-económico, crecimiento poblacional e infraestructura, de cara a los desafíos y oportunidades que se presentan para la Provincia en los próximos años.

Nuevamente, en octubre de 2012, me asignaron la tarea de relanzar la obsoleta plataforma de negocios del Grupo Provincia, Provincia Pagos, como una novedosa y poderosa herramienta de gestión tecnológica para la Provincia y para la Argentina. Me refiero a Provincia NET, que se posicionó en menos de un año como un agente de modernización tecnológica de la gestión pública provincial y de las relaciones con la gente, explotando la dimensión inclusiva de la tecnología, sin descuidar su carácter de empresa que compite en el mercado con otras compañías de carácter privado. Lideré este desafío con total compromiso y responsabilidad hasta fines de 2015.

Siento que hoy he adquirido un balance y una madurez en mi experiencia de gestión y mi carrera política, así como en mi compromiso con mi país. Sin embargo, esto no me ha hecho olvidarme de mi familia, mi provincia y mi pasión, que es y será siempre Belgrano. Estoy convencido de que uno puede cambiar y evolucionar sin perder la esencia de uno mismo.

Hasta aquí, mi desarrollo profesional, mi crecimiento, mi trayectoria. Los invito a visitar las restantes secciones del sitio.