OPINIÓN

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Disminuyen accidentes de tránsito, excelente noticia



Muchos compatriotas repetían desde casi tiempo inmemorial que los argentinos éramos innatos infractores de las normas de tránsito.

Y con esta justificación de por medio, nos fuimos acostumbrando a convivir con escalofriantes estadísticas de accidentes de tránsito que una vez sobre la mesa muchos aceptaban con una mezcla de fatalismo y resignación: "que va a hacer, así somos los argentos".

Hoy me despierto y veo en la tapa de La Nación que durante el año 2009 se verificó un punto de inflexión en los accidentes de tránsito y que ello no obedece más que a las políticas de control impulsadas desde los órganos competentes tanto del ámbito nacional como de la ciudad de Buenos Aires (aunque el artículo no lo mencione, algunas otras provincias como Córdoba y Mendoza también impulsan visibles políticas de control caminero en sus respectivas jurisdicciones).

Esta excelente noticia no me sorprendió de ninguna manera, mi reciente experiencia en el área tributaria fue idéntica. Una férrea política de controles inteligentes echó rápidamente por tierra otra de esas viejas verdades a medias instaladas en la sociedad argentina: que los argentinos éramos evasores y transgresores naturales de las normas tributarias.

Celebro que se vaya instalando gradualmente en la Argentina un gran consenso alrededor de las políticas de control de tránsito y que se esté articulando una verdadera política de Estado en la materia.

Hace años atrás, Perón hacía explícita la gran relevancia de las políticas de control con frases agudas como esta: "todos los seres humanos somos buenos, pero cuando nos controlan somos aún mejores".

Los resultados generados por las políticas de control del tránsito no hacen más que confirmar la vigencia de esas ideas.

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