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Para Montoya, la "unificación de la CGTs es un paso positivo"



Santiago Montoya aseguró ayer "que la unificación de la representación es un paso positivo", en referencia a la fusión de las tres vertientes de la CGT, central que ahora tendrá conducción tripartita. "El gobierno tiene una interlocución unificada que le puede permitir avanzar en políticas para proteger a los trabajadores", sostuvo el consultor en una entrevista televisiva.

A 8 meses de la asunción de Mauricio Macri, las CGTs que coexistían volvieron a unificarse en una sola. La nueva conducción cegetista será ejercida por un triunvirato integrado por el dirigente de Sanidad Héctor Daer, el portuario Juan Carlos Schmid y el estacionero Carlos Acuña. "El sindicalismo es columna vertebral del peronismo. Las divisiones de la CGT siempre han sido momentos de crisis en la representación obrera. Me parece muy lógico que en un panorama político como éste, de cambios de composición de la economía, el sindicalismo se organice para defender los derechos de los trabajadores, para avanzar en una suerte de New Deal criollo", enfatizó Montoya en Tercera posición, programa que emite A24.

Atento a los cuestionamientos de muchos sectores hacia los gremios, el exfuncionario indicó que éstos requieren "una modernización" —por ejemplo, para limitar los mandatos dirigenciales—, pero que su importancia es esencial para la construcción de una sociedad democrática. "Me ha tocado trabajar como consultor en varios países de Latinoamérica muchos años, mientras no estuve en la función pública. En la Argentina todavía tenemos en los sindicatos un plus que el resto de los trabajadores de América latina no tiene, pese a los fallos en el sistema que deben corregirs", amplió.

Sobre la posibilidad de que la CGT unificada convoque a un paro general, Montoya señaló que no resolvería ningún problema. "Hay demandas no cumplidas, pero la economía en este momento no da para mucho más. Creo que algunas cosas se podrían haber hecho mejor, pero había que atender la inflación, que no estábamos generando riqueza, que estábamos perdiendo divisas. No se podía desconocer la magnitud de esos problemas", sentenció.

En ese sentido, amplió: "Las reservas habían tocado fondo, no recibíamos inversiones hacía varios años, no generábamos empleo hacía cinco años ni incorporábamos a los nuevos trabajadores al mercado de trabajo. Los milagros se le piden a Jesucristo, no a un Presidente". Montoya sostuvo además que "debía hacerse una cirugía a tórax abierto", figura con la que el consultor representa "la gravedad del desafío que tenía que enfrentar el gobierno en lo económico". "Es un trabajo muy serio el que tiene que hacer el gobierno. Y uno espera del cirujano que pueda instrumentar esa cirugía con éxito y por supuesto que podamos recuperarnos pronto, con la menor cantidad de dolores posible", sumó. Analizó, en la misma línea, que si la Argentina "sigue teniendo un déficit fiscal de un dígito medio o alto, la inflación no va a bajar nunca a los niveles que hay que retroceder, de alrededor de 5-6 por ciento anual, y sostenerse ahí". "Hay que tener una estrategia muy agresiva para ensanchar la base fiscal. Eso significa achicar la informalidad, combatir el trabajo en negro, incorporar a los trabajadores, fortalecer la recaudación fiscal y bajar un poco los impuestos entre los que pagan", finalizó.

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